Sin agua no hay vida ni pueblos ni ciudades

Entre los avatares climáticos y electorales del verano un elemento crítico está en segundo plano: la falta de agua, la sequía.

La humanidad ha dependido siempre de la existencia de agua dulce y potable para su supervivencia. En nuestra etapa como nómadas cazadores-recolectores lagos y ríos eran puntos estratégicos. Las primeras civilizaciones, como los sumerios, se asientan en las riberas del Tigris o el Eúfrates en el creciente fértil. Más cercanos a nosotros temporalmente los romanos son famosos por sus acueductos y canalizaciones en las urbes.

Sin agua no hay vida, ni pueblos ni ciudades. El cambio climático está aparejando cambios en las precipitaciones que son difíciles de estimar. Lo cierto es que en España llueve menos y no tiene visos de mejorar.

Esto nos aboga a una doble necesidad:

  1. Reducir y optimizar nuestro consumo de agua en hogares, empresas, agricultura y ganadería.
  2. Mejorar la captación de agua y cuidar de su almacenamiento y calidad en la naturaleza u obras de ingeniería humana.

Contaminar nuestros arroyos, ríos y aguas subterráneas es un lujo que no podemos permitir. Realizar ciertas actividades económicas intensivas en el uso del agua ha de replantearse en procesos y empleo de insumos. Un ejemplo es la tensión existente campos de golf en regiones de sequía.

La ONU dedica uno de los ODS, el 6 al acceso universal al agua limpia y el saneamiento. Existe una crisis global del agua. Afecta actualmente a 2000 millones de personas sin acceso garantizado al agua potable y más de 4000 millones sin saneamiento básico.

El agua ha de ser considerada un bien común, no una mercancía.

Vivimos en ciudades en las que abres un grifo y sale agua limpia y cristalina. Es una tremenda suerte que no tienen 6.000 millones de personas. Es un pequeño milagro de ingeniería y urbanismo. Si queremos que esto siga así hay que cambiar nuestra relación y gestión del agua.

En las Agendas Urbanas realizadas por 3CS en Andalucía se detecta una creciente preocupación por el agua, su gestión y su futuro. Se proponen una serie de medidas para afrontar esta situación de sequía como:

  • Mejorar la concienciación ciudadana para reducir su consumo.
  • I+D en industria, agricultura y ganadería para disminuir su consumo masivo.
  • Control de vertidos a veneros.
  • Instalaciones de potabilización y reutilización.
  • Invertir en mejores infraestructuras de canalización y digitalización de las mismas.
  • Sistemas de captación del agua de lluvia en pueblos y ciudades.

Sin en su ciudad o pueblo no hay agua, o es escasa o de mala calidad, da igual lo que se haga. La gente se irá, como se ha hecho desde que éramos nómadas.

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